Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Cayó la tarde en el valle calmo y fresco, no amenaza llover y el aire huele más limpio.

No se escuchan ya, el trino de los pájaros y calla también mustia la bandada de loros posados en los árboles.

El tiempo en el valle conlleva la frescura de los atardeceres tardíos y mientras la oscuridad de la noche se avecina, el Cristo Redentor, extiende su manto protector desde la cima de la serranía de San Pedro.