Flor tersa

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Te ví esplendorosa, radiante, naciente. Vivos colores se reflejaban bajo los primeros haces de luz que se filtraban por la ventana, mientras bajaba las gradas apesumbrado, aún por un sueño ya perdido. Me detuve instantaneamente para contemplar la magia recién florecida y quedé omnubilado con la tersura encantadora de tus formas que se filtraron por mis ojos no tan solo como una imágen sino también como una melodía.

Atardecer sombrio

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Las últimas luces de la tarde alumbran aún los árboles adormecidos. En el cenit está oculta la luna todavía. Todo es silencio, ya todo está en calma. 
El reflejo de los últimos rayos del sol, repercuten en mi dolorido espíritu. Ha sido un día más y un día menos. Levanto una vez mas la mirada y la oscuridad se apodera de mi ser que llora en silencio el atardecer sombrío.
 

hongos díasiguiente

Fotografía: Patricia Mendizabal Bonuccelli

Desperté atontado con el frío húmedo que se filtraba debajo de la puerta que daba al balcón y con la llovizna que sonoramente golpeaba la ventana.
Cuando entré en razón, mi primer pensamiento se centró en los intrusos que invadieron mi jardín el día anterior.
No sé si fué una reacción o un impulso pero me abrigué con lo primero que estaba a mano, calcé mis sandalias y baje atropelladamente al jardín.
Y allí estaban. Desafiantes, casi belicosas. Debo admitir que denotaban una belleza misterosa.
Suspiré profundamente y solo miré al cielo aún amanecido y dí gracias a DIOS por haberme favorecido con semejante belleza.
 


Hongos

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Amanecieron engalanados de fastuosos sombreros en mi jardín, como sacados de alguna  fábula. De colores tenues pero brillantes, formaban un conjunto majestuoso.  
Me dió hasta temor el acercarme. Lo hice lentamente, como si mis pasos los fuesen a despertar. Cuan ingenuo puede uno llegar a ser ante la magia de la naturaleza.  No se movieron, pero me dió la impresión que respiraban muy lentamente.  
No es que se me pasó el encanto, solo que me acostumbre a verlos. Espero que al alba, mañana, aún me esten aguardando.

atardeciendo te espero

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Los últimos rayos del sol, claman lascerantes tu regreso. No se cuando partiste, talvés cerré los ojos o dormía, soñando que a mi lado pernoctabas. Pero así, inespectante eres tú. Oculta entre las primeras nubes que cubren al astro Sol, huyes. Y lo único que engañosamente se diluye en mi mente mientras oscurece, es que atardeciendo te espero.

Basura

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

La ignorancia intolerante, te ha herido de hedor y muerte.
Tu otrora nombre petulante: "ciudad jardín" ahora es desmerecido.
Tu hermoso "Paseo del Prado" donde orgulloso paseaba enamorado,
ha perdido definitivamente su encanto.
La basura lentamente lo vá inundando.

Cochabamba, me pregunto:  "Qué estás pagando"
 

Atardecer

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Adormecidos haces de luz van apagándose en la tarde cansina, promoviendo la llegada del ocaso. Tu calor colmó la tarde después de la llovizna que regó los pastos sedientos al mediodía. Tus rayos ardientes absorvieron el agua y secaron otra vez las matas. Y tu mágica luz se fué diluyendo melancólica, detrás de los cipreses.

Naciste en la alborada, mientras dormía. Y entre sueños pinté cada uno de tus pétalos, en mi atelier atiborrado de colores, matizándolos infinitas veces. Hasta que se reflejaron en ellos los dorados rayos del sol, perfumados con tu aroma suave, aún fresco de rocío.

rojo intenso

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

 

rosa

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Hermosos matices adornan tus pétalos que llenan esta mañana de esperanza y alegría, en mi jardín aún humedecido por el rocío. A tu lado germinan candentes otras rosas, que se abrirán un otro día y yo estaré esperando para colmar mi corazón de dicha e infinita alegría.

Mi agradecimiento a la valiente piloto Jenny B. que condujo por el camino de regreso

La atalaya del guerrero

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal Fierro

Fue una tarde reposada en tibia calma y suave brisa que acariciaba mi rostro por la ventana entreabierta del coche que hacía el camino de retorno de un viaje inolvidable. Manejaba una piloto extraordinaria deslizando el vehículo al ritmo acompasado de un silbido que se introducía dulcemente en mis oídos. Majestuosas montañas rodeaban el circuito interminable de idas y venidas. Riscos de múltiples colores adornaban el entorno macizo y rocoso. De pronto y de la nada apareció dibujada en el azul de cielo una inmensa planicie recostada en la montaña.

Recuerdo que no pasaste inadvertida a mis pupilas y de lejos extasiado anduve pensando que bueno fue haberte contemplado. La creación te apoyó sabiamente sobre columnas imaginarias para sostenerte eternamente. Maciza roca te yergue para hacerte planicie inexpugnable. Incólume pesas debajo el firmamento. El valle a cuyo regazo te cobijas habrá sin duda proveído la sabia que alimentó durante siglos las ansias del guerrero. Naciste plenamente con la luz del universo y altiva permaneces esperando el desafiante ascenso del guerrero. Solo a él habrás delatado el secreto de tu elevada puna. El elegido que escogiste para escalar tus escarpadas cuestas. Lo fecundaste en la bondad y le enseñaste sabiamente la maldad, con amor para protegerte y con el cruento horror de la batalla para defenderte. Durante tu milenaria existencia infinitos ejércitos se asentaron a tus pies para conquistarte pero sucumbieron a la alerta oportuna del guerrero vigilante.

También te veneraron los vasallos que habitaron tus valles circundantes que aprendieron del guerrero el honor de la victoria. Tu mágica naturaleza te mantuvo estática, no arrastraste contigo fuerza alguna con ansias de conquista porque el Universo te fijó un destino. Acechas los cuatro puntos cardinales y detentas orgullosa el alma indestructible del guerrero. Atalaya dominante de la tierra y el cielo, macizo de roca y hierro, camino accesible solamente a la voluntad de Dios que creó a su imagen y semejanza al guerrero inextinguible que no se rinde.

Y estas en el camino de regreso.

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