Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Había llegado a casa con las últimas luces de la tarde y subí precipitadamente al balcón para poder tomar unas fotografías de lo que presentía venir.
Y no estaba errado.  Empezaba a oscurecer con los últimos celajes de la luz solar y densas nubes zurcaban el cielo. 
Era un espectáculo celestial aquél inovidable ATARDECER SOMBRÍO.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Podrá pasar la oscura noche, rociada de llovizna disimulada entre las densas nubes.  Podrá el frío penetrante y húmedo calar mi cuerpo rendido. Podrá el trueno retumbante aturdirme y asustarme.  Podrán los rayos iluminar los oscuros cortinajes.  Podrá incluso el viento vencer los cerrojos de mis ventanales.
Pero nada podrá vencer la continuidad de la vida, descubierta de vivos colores y rociadas al amanecer con hermosa gotas de rocío.
Nacientes rosas que despiertan el espíritu y que alientan una vez mas LA MAGIA DE LA VIDA

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Cayó la tarde en el valle calmo y fresco, no amenaza llover y el aire huele más limpio.

No se escuchan ya, el trino de los pájaros y calla también mustia la bandada de loros posados en los árboles.

El tiempo en el valle conlleva la frescura de los atardeceres tardíos y mientras la oscuridad de la noche se avecina, el Cristo Redentor, extiende su manto protector desde la cima de la serranía de San Pedro.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Brotaron esta mañana con la lluviosa y lenta agonía de la primavera. Vestidas de un color vivás, alegrando el descanso donde mora el macetero que cobija su planta matizada de un verde enriquecido.

Flores revestidas de un tono sacro, que invitan a la penitencia, en días de hecho entristecidos por el temor inucitado que causa la pandemia.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

He de contemplar las últimas luces del ocaso, cuando salga a regar mi jardín, con el último chorro de agua vespertina.
Y admirar los haces brillantes de la luna naciente y un astro que la corteja desde lo más amplio e infinito del HERMOSO FIRMAMENTO.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Reflejos sinuosos de luces fantasmagóricas entre el follaje indómito e impenetrable.
Noche frígida y brumosa, que penetra la piel hasta los huesos.
El sonido alborotado de los árboles penetra incontenible a mis oídos cómo si mil ánimas quejumbrosas lloráran a un mismo tiempo.
El temor domina a mi cuerpo trémulo y flaquean mis piernas hasta postrarse vencidas, en ésta NOCHE DE ESPANTO.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Brilla tu luz infinita iluminando mi noche triste pero aún plena de vida. Tus mágicos haces penetran la arboleda adormecida por el frío nocturno que aún perdura en el inicio de la primavera. Contemplo tu hermosura y doy gracias a la vida por permitirlo, ya no estoy triste pero no puedo evitar que mis ojos se rindan un tanto acuosos, ante tan divina belleza.

Fotografía Juan Carlos Mendizabal

Amaneció temprano hoy, casi al borde del final del frío intempestivo del invierno. Como cada mañana, salí abrigado a respirar el aire, aquí en la parte alta de la ciudad donde vivo. Cochabamba. Y encontré mis maceteros más lúcidos y coloridos. Habían nacido bellas flores que llenaron mi corazón de una renaciente alegría, mayor esperanza pero sobre todo, muchísima fé.

Fotografía: Juan Carlos Mendizabal

Brotaste con el silencio de la aurora, fulgurante y briosa.

Con un color que encandila mis pupilas y hace palpitar mi corazón porque denota vida.
 

Fotografía Juan Carlos Mendizabal

Han perdido para siempre, su brillo incandecente. Se han tornado tristes y esquivos en el trancurso del tiempo perdido.